18 mayo 2014

Una frase de Arturo Arango

Trabajé en La Gaceta de Cuba mucho menos tiempo que en la mayoría de los empleos que he tenido, tanto en Cuba como en el exilio. El salario que recibía allí es irrisorio comparado con lo que he llegado a ganar después. Sin embargo, nunca le he echado de menos a ninguna oficina como a los escasos metros cuadrados donde laboré junto a Norberto Codina, Arturo Arango y Omar Valiño.
Lo poco que sé de edición de textos se lo debo a La Gaceta y al legado que dejó en esa revista Leonardo Padura. Todavía escribo, edito y corrijo según las reglas que seguíamos en aquella publicación. Por donde quiera que paso hago cumplir las mismas normas. Mis vínculos con esos tipos llegaron a ser familiares y Diana, mi mujer, es testigo de cuánto les echo de menos.
He sufrido las distancias entre nosotros. Eran gente muy entrañable para mí y, de golpe, a partir de noviembre de 2000, me empezaron a quedar cada vez más lejos. Con Arturo la separación ha sido aún más aguda: Hace ya dos años que le hice una solicitud de amistad en Facebook y aún no la ha aceptado.
Sin embargo, hoy, domingo 18 de mayo de 2014, una frase suya me ha alegrado el día. La he repetido en Twitter, por email y en al menos tres conversaciones: "El precio de la libertad de Cuba no puede ser el sacrificio de lalibertad de los cubanos", dijo Arturo, saliéndole al paso a los talibanes que se han confabulado contra Padura y su limpia defensa del derecho a decir lo que se piensa, simple y llanamente.
Por la razones más absurdas, Arturo Arango y yo no nos hemos podido ver en las pocas oportunidades que hemos tenido de hacerlo. Hace 14 años que no le doy un abrazo. Hoy, justo hoy, hubiera querido aparecerme en su casa de Cojímar, con Norberto y Omar, con Diana y Yilian. Al menos por mí valdría la pena, ¿verdad, Gise?

1 comentario:

Uva de Aragón dijo...

Gracias. Mi historia es otra y es la misma. Hace tiempo abogo por esos abrazos. Uva

PD. Y por esa libertad.