08 julio 2009

Un almuerzo con Marianela Boán

Marianela Boán es como la materia, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. La conozco desde principios de los ochenta. Yo acababa de llegar a La Habana, para estudiar teatro en la Escuela de Arte de Cubanacán, y ella ya era una de las más importantes coreógrafas y bailarinas de danza contemporánea en el mundo.

En aquel momento su lucidez me intimidó, ahora me desconcierta. Quedamos en almorzar juntos en Casa de Teatro. Después de los abrazos, me habló de su nueva compañía, BoanDanz Action, con la que trabaja desde hace cuatro años en Filadelfia, y de Decadere, la obra que estrenará el próximo 10 de julio aquí en Santo Domingo.

“BoanDanz Action está integrado por dos norteamericanos, dos colombianos y una cubana. Sobre esa base multicultural hemos profundizado en el concepto de danza contaminada a partir de la multimedia. Usamos cámaras en la escena, incorporando al video a la acción de la coreografía. Eso nos permite hacer múltiples reflexiones sobre la relación del ser humano con la imagen”, me explica Marianela.

La crisis mundial y las sociedades post tecnológicas son el punto de partida de la obra con la que concluye su Triología americanaFalso testimonio (2006), Voyeur (2007) y Decadere (2009)− Según Marianela, en sus más recientes trabajos no ha podido deshacerse de la cultura política, la sensibilidad social y la ética con la que se formó en Cuba.

“A mi llegada a Estados Unidos traté de hacer obras abstractas, pero no pude. Y luego, al tener acceso a las nuevas tecnologías, logré que esa contaminación que siempre hubo en mis propuestas se expandiera. La reacción infantil que provocaron en mí tantos aparatos desconocidos, tuvo como resultado algo muy sofisticado”, asegura.

Video en tiempo real. Música en vivo, producida por un DJ. Humor. Virtuosismo. Canto. Baile. Crisis… Ese es, según la coreógrafa, el modo más sencillo de describir una obra llena de complejidades, donde la danza contaminada implica un espectáculo abierto a la voz, la emoción, la imagen fílmica, la música, los gestos y las posturas cotidianas.

“Vivimos en sociedades hípercontroladas, donde constantemente estamos on line y expuestos a una cámara. Siempre se sabe dónde estamos, porque vamos dejando nuestro ‘rastro electrónico’ por donde quiera que pasamos. ¿Somos realmente libres? Esa es la pregunta que nos hacemos y el eje de nuestra investigación en Decadere”, advierte.

Tuvimos que parar de hablar. Yo debía regresar a Newlink para una reunión con un cliente. Ella y Raúl Martín tenían que conseguir una mesa para la escenografía, montar las luces, las pantallas y las cámaras. Los espero el viernes en Casa de Teatro. El estreno mundial de Decadere es la excusa ideal para seguir dialogando con esta mujer que usa a la lucidez como medio de transporte, aunque eso intimide o desconcierte.

1 comentario:

Raul Martin dijo...

Gracias, Camilo. Un lindo articulo. Nos vemos en Casa de Teatro.
Besos