06 junio 2009

La isla de los monstruos

Hershey, la otrora comunidad modelo del norte de La Habana, donde se fabricaba el azúcar para los célebres chocolates, ahora es un pueblo en ruinas invadido por unos peces devastadores. En un documental producido por la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, se describe cómo la claria ha provocado una catástrofe ambiental en Cuba.

Se trata de una especie de pez gato al que científicos cubanos le hicieron una alteración genética para acelerar su crecimiento y reproducción. El resultado final fue un frankestein incontrolable que ha devastado los ríos y embalses cubanos con su insaciable apetito. Como en las películas de Alfred Hitchcock, las clarias ahora atacan desde los inodoros y las alcantarillas.

En 1959 en Cuba había 6 millones de cabezas de ganado y la Isla contaba con una población de 6 millones de habitantes. En 2009, al cabo de 50 años de revolución y de disparatados experimentos en el desarrollo pecuario, apenas quedan 2 millones de reses para una población de 11 millones de cubanos. Pero frente a esta calamitosa situación hay una noticia “alentadora”, los búfalos se están multiplicando de manera acelerada en el occidente de la Isla.

La insólita noticia fue divulgada por el periódico Granma. Según el diario oficial, una manada de búfalos salvajes invaden y devoran cultivos de tabaco y hortalizas, provocando pérdidas millonarias y la impotencia de los campesinos que aún mantienen sus tierras produciendo en esa región del país.

Un pie de foto en ese mismo reportaje, advierte que “por su resistencia y capacidad de reproducción, los especialistas ven en el búfalo el futuro de la ganadería cubana”. Según el Granma, “la masa total del país partió de 2.900 animales introducidos a mediados de los ochenta. Desde esa fecha, la población se multiplicó por 21, y donde se desarrolla la cría intensiva, creció 42 veces”.

La invasión de los búfalos ha coincidido con una paralización casi total del transporte ferroviario en la Isla. Sólo así se ha evitado que se revivan allí aquellas escenas del viejo Oeste donde los trenes embestían a las manadas. Todo parece indicar que esos son los “monstruos postdiluvianos” que el fidelismo dejará como legado. Cuando las clarias y los búfalos se adueñen de todo el entorno, las vacas y las biajacas sólo aparecerán en las láminas de viejos libros... como los dinosaurios.

6 comentarios:

Jorge Salcedo dijo...

Lo que nos faltaba. El cataclismo, fase superior del castrismo. De aberración histórica a catástrofe medio ambiental y trastorno geológico. Olvídate de la gente: no vamos a reconocer ni la flora ni la fauna. De un largo lagarto verde a un negro alacrán crispado. Una roca estéril con monstruos y tribus enloquecidas. Dale tiempo.

Rodrigo Kuang dijo...

Miherma, aún respetando el valor literario de tu analogía, hay algo que contrasta entre la foto de los búfalos de Granma y ese grabado del viejo oeste conque ilustras el post. Nuestros búfalos nacionales parecen chivos teñidos de prieto. No me extraña que se coman los sembrados de tabaco. Un día se van a comer a los propios vegueros de Pinar.

Norberto Clemente dijo...

el coma andante en jefe ha hecho cada cruce genetico que pa que. Salto de las clareas pa las vacas, tambien altero el adn del pueblo, nos transformo en carneros.

Fernando Ureña Rib dijo...

Camilo, esto parece el tema para un largo metraje,"La invasión de los búfalos." Es impresionante lo que me cuentas, entre los búfalos, el pez gato, la locomotora haciéndose espacio en la manada y el héroe-villano de El Caballo.

SL dijo...

GENIAL, CAMILITO.
TE QUIERO AÚN.
TE MANDO BESOS ETERNOS.

Jo Ruiz dijo...

Muy bueno, Camilo. Leo todo lo que posteas aunque no comente. Tu blog cada día tiene mejor tono y más profundidad teñida de nostalgia. No sólo eres un gran poeta, sino un gran comunicador.